Trastornos de la conducta alimentaria

Los trastornos de la conducta alimentaria pueden afectar a personas de cualquier edad, raza o género; las personas que los padecen pueden presentar sobrepeso, bajo peso corporal o normopeso.

Algunos de los trastornos de la conducta alimentaria más conocidos son la anorexia o la bulimia pero existen otros síndromes  como las personas que se levantan por la noche para comer a escondidas, personas que se dan grandes atracones de comida e incluso personas que evitan y restringen la ingesta de alimentos perdiendo la sensación de hambre o apetito.

En todos los trastornos de la conducta alimentaria existe el desequilibrio entre los mecanismos psiconeuroendocrinos que regulan el hambre, el apetito,la saciedad y la plenitud.

Tener hambre no es lo mismo que tener apetito

Para comprender mejor los trastornos de la conducta alimentaria hay que diferenciar los conceptos entre hambre y apetito y los conceptos entre saciedad y plenitud.

Mientras que el hambre es el impulso de supervivencia de ingerir alimentos para cubrir las necesidades fisiológicas del organismo; el apetito es una respuesta emocional frente a los alimentos, constituye el deseo o el antojo de ingerir el alimento sin tener la necesidad física de ello o el deseo de preferir ciertos alimentos frente a otros.

La plenitud es una sensación que aparece tras la ingesta y hace que la persona cese de comer; está directamente relacionada con el volumen de la ración y con el valor nutricional del alimento ingerido.

Sin embargo, la saciedad es la satisfacción que produce el alimento ingerido y permite la inhibición del deseo de seguir comiendo, es una respuesta humoral que permite alargar los tiempos entre cada comida.

Una persona puede sentirse plena pero no satisfecha al igual que una persona puede tener apetito pero no hambre

Es frecuente observar que las personas que comienzan algún tipo de régimen alimenticio, la obligación de tener que comer determinados grupos de alimentos provoca rechazo y la prohibición de otro tipo de alimentos despierta la percepción de querer consumirlos más, aunque si no estuviera realizando la dieta, no le daría ninguna importancia a ese grupo de alimentos «prohibidos».

En otras ocasiones aun siendo las raciones de comida equilibradas donde la persona debería sentirse plena como no se encuentra saciada le puede llevar a «saltarse» las recomendaciones de su nutricionista.

En los trastornos de la conducta alimenticia es importante valorar qué sentimientos tiene la persona frente a la alimentación, cuáles son las causas que determinan su comportamiento hacia la comida .https://anamauricio.com/la-obesidad-y-la-sensacion-de-soledad/

El hipotálamo es el director de orquesta que regula nuestra conducta alimentaria

El hipotálamo es una región del cerebro que pertenece como órgano al Sistema Nervioso Central y al Sistema Neuroendocrino; en términos holísticos, el hipotálamo estaría asociado al chakra corona.

Es el centro principal que recibe la información de otras glándulas y órganos del cuerpo humano a través de neurotransmisores, hormonas o citokinas y gestiona al mismo tiempo el funcionamiento de las mismas, por lo que las funciones que realiza son múltiples.

Actúa como un director de una orquesta sinfónica, coordina a cada uno de sus músicos, escucha las notas musicales que emanan de cada instrumento y dirige a través de su batuta a los músicos para que el oyente pueda percibir la pieza musical completa.

Cómo se regula nuestro apetito y la saciedad

Nuestro organismo ingiere alimentos y líquidos para mantener el balance energético y obtener los nutrientes necesarios para desarrollar las funciones fisiológicas del mismo; para ello el hipotálamo recibe:

  • señales sensoriales de los alimentos a través de la vista, olfato y gusto
  • neuropéptidos y hormonas procedentes del tracto gastrointestinal como la colecistoquinina(CKK) o grelina
  • hormonas procedentes del tejido adiposo como la leptina
  • los aminoácidos, hidratos de carbono y ácidos grasos procedentes de la digestión de los alimentos

 

Los trastornos en la conducta alimentaria empiezan cuando la ingesta de alimentos no está equilibrada con las necesidades del organismo tanto por exceso como por defecto.

 

Esta situación conlleva una alteración de la sincronicidad entre la información que recibe el hipotálamo y la información que él mismo envía al resto de órganos del cuerpo; este desequilibrio es la antesala de otras muchas enfermedades de tipo metabólico, cardiovascular, alteraciones endocrinas e incluso tumorales.https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36855701/

La función ejercida por el hipotálamo y el resto de órganos que participan en el control de la alimentación y define la conducta de una persona a la hora de comer es compleja.

Se ha establecido que esta función está sujeta a una regulación a corto plazo y a una regulación a largo plazo y en ambas participan una serie de moléculas que tienen efecto anorexígeno (inhiben el apetito) o tienen efecto orexígeno (estimulan el apetito)https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-11462008000600007

 

 

Vista de Evaluación de la saciedad en personas que han sufrido trastornos de la conducta alimentaria | Journal of Negative and No Positive Results

 

 

Abordaje integrativo en los trastornos de la conducta alimentaria

En los trastornos de la conducta alimenticia además de las recomendaciones dietéticas es imprescindible tratar el conflicto emocional que la persona manifiesta a través de la alimentación.

Recordemos que la persona que los sufre puede presentar un peso corporal correcto.

Existen medicamentos y productos naturales que interfieren en las vías de señalización hipotalámica con efectos terapéuticos anorexígenos u orexígenos.

Desde la perspectiva integrativa se trabaja el conflicto emocional, se equilibran los mecanismos neuroendocrinos que alteran la conducta alimentaria desde la inhibición del hambre, la falta de apetito o la pérdida de la saciedad y se establecen nuevas pautas dietéticas.

No se trata la enfermedad o el síndrome sino a la persona que lo padece.

 

Gracias por leer. Recuerda que puedes ver más artículos en nuestra sección de blog de salud integrativa

 

 

 

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