¿Cómo la Impaciencia puede alterar tus hormonas?

La impaciencia es uno de nuestros peores enemigos

¿ Quién no ha sido impaciente en algún momento ?

Los humanos somos una especie donde nos rigen nuestras emociones, toda emoción tiene un efecto positivo y un efecto negativo la clave está en la recuperación de su equilibrio.

Los conflictos emocionales surgen cuando se producen situaciones inesperadas que no han tenido una resolución satisfactoria para la persona o todavía no se ha resuelto dicha situación.

Nuestra mente genera un “falso” mecanismo de protección que nos hace olvidar ese “conflicto” pero SÍ altera el funcionamiento interno de nuestro organismo, es decir, el conflicto deja de ser consciente para la persona pero permanece de manera inconsciente.

¿Qué son las hormonas?

El cuerpo humano tiene tres grandes sistemas de comunicación interna, el sistema endocrino, el sistema nervioso y el sistema inmunológico.

Estos sistemas están interconectados y cada uno de ellos está especializado en producir un tipo de mensajero químico, el sistema endocrino produce y libera hormonas, el sistema nervioso produce y libera neurotransmisores y el sistema inmunitario produce y libera varios tipos de mensajeros entre los que se encuentran las citokinas.

Al igual que los tres sistemas están interconectados, los diferentes mensajeros químicos también lo están y todos ellos participan en el funcionamiento y regulación del resto de sistemas de nuestro organismo.

Cuanto más conozcamos la interrelación que existe entre ellos, más podemos comprender el desarrollo de la enfermedad e incluso su evolución.

Existen numerosos tipos de hormonas y pueden clasificarse  en función de su composición, solubilidad, su mecanismo de acción…

El término salud hormonal hace referencia al equilibrio que existe entre todas ellas.

Uno de los factores que influye en la síntesis, liberación y actividad de estas moléculas son nuestras emociones.

En este caso vamos a explicar la relación existente entre la impaciencia y las hormonas sexuales.

 

Nuestra salud hormonal está estrechamente relacionada con nuestra gestión emocional.

La impaciencia es una conducta que surge cuando una persona no es capaz de adaptarse al presente y quiere que las cosas sucedan de forma rápida y de la manera que el individuo desea; esto le puede desencadenar sentimientos de frustración, rabia, falta de empatía e incluso la falta de perseverancia y constancia con él mismo.

En nuestro organismo existen numerosos mecanismos bioquímicos que se DESEQUILIBRAN cuando la impaciencia se apodera de nuestro comportamiento.

Uno de ellos es la conexión entre la tiroides, el eje adrenal y las hormonas sexuales, pero no el único.

Las hormonas sexuales se encargan del desarrollo de los caracteres sexuales del individuo aunque también participan en múltiples actividades como el mantenimiento de los huesos, procesos sanguíneos…  

Las hormonas sexuales se sintetizan a partir del colesterol, el colesterol es imprescindible para la vida, el problema de esta “grasa” no es ella en sí sino la glicación de sus transportadores que lo llevan a acumularse en tejidos blandos como son las paredes de nuestros vasos sanguíneos produciendo su endurecimiento y constituyendo un gran riesgo de problemas cardiovasculares; pero sin colesterol no podríamos sintetizar las hormonas sexuales, ni la hormona del estrés (cortisol), ni vitamina D…

La progesterona,los estrógenos y los andrógenos constituyen el grupo de las hormonas sexuales y están presentes todas ellas en el metabolismo femenino y masculino.

Entre ellas interactúan de tal forma que unas son precursoras de las otras por lo que el  exceso de una de ellas hace que exista déficit en la otra y si no se recupera el equilibrio aparecen patologías en el individuo ( síndrome de ovarios poliquísticos, cáncer de útero, endometriosis, cáncer de mama, cáncer de próstata, síndrome premenstrual, infertilidad…).

Actualmente aparte de la sobrecarga hormonal que ingerimos con la alimentación, nuestro comportamiento contribuye a este desequilibrio.

¿Cuáles son los motivos?

La progesterona es la hormona que mantiene este equilibrio por varios motivos:

  • a partir de ella se sintetizan los estrógenos y los andrógenos
  • a partir de ella se sintetiza el cortisol también conocida como la hormona del estrés
  • participa en la relajación de la musculatura de los bronquios 
  • participa en la relajación de la vesícula biliar
  • estimula la actividad de los osteoblastos en el hueso
  • en las mujeres, prepara el endometrio para facilitar la adhesión del óvulo fecundado, si no hay fecundación se produce la menstruación
  • en las mujeres participa en la ovulación 
  • en los hombres facilita la espermiogénesis
  • en los hombres, la progesterona es un potente inhibidor de la enzima 5-alfa reductasa evitando la hiperplasia de la próstata
  • presenta una actividad neuroprotectora, por un lado favorece la sinapsis entre neuronas, la mielinización de los axones neuronales y por otro lado interactúa positivamente con el sistema gabaérgico de nuestro cerebro.

 

¿Cómo la Impaciencia puede alterar nuestra salud?

Ya hemos comentado que la impaciencia es la incapacidad de adaptarse al presente, esta conducta nos genera una situación de estrés, es decir, nuestro cortisol se eleva.

Cuando la impaciencia persiste, nuestro organismo sigue fabricando cortisol a partir de la progesterona.

Si tenemos en cuenta todas las funciones en las que participa esta hormona es fácil deducir la implicación de nuestra impaciencia en el desequilibrio que se desencadena.

No todas las personas somatizan esta impaciencia de la misma manera, pero si observamos la patología del paciente con su comportamiento conductual es fácil relacionar uno de los factores por los que ha llegado a manifestar la enfermedad, pero insisto uno de los factores no el único.

La progesterona tiene un efecto gabaérgico, es decir, actúa como una benzodiacepina natural, niveles adecuados de progesterona nos proporcionan un estado de relajación, de paz interior…

Cada vez que somos impacientes, nuestros niveles de progesterona disminuyen y esto conlleva por un lado a mayor liberación de cortisol, al desequilibrio entre los estrógenos y andrógenos con sus manifestaciones clínicas, a mayor desgaste óseo, broncoconstricción, bloqueo de la vesícula biliar… y por otro lado a la desprotección de la red neuronal.

Muchos de los problemas respecto a la salud hormonal están estrechamente ligados a nuestras emociones.

En el abordaje integrativo de una patología buscamos los verdaderos desencadenantes de la misma, es importante conocer el motivo por el que la persona recurre a nuestros servicios pero es imprescindible identificar las causas que le han desencadenado su problemática tanto de origen bioquímico, nutricional y/o emocional.

El tratamiento es personalizado porque aunque dos personas presenten la misma patología las causas que la desencadenaron pueden ser totalmente diferentes de una a otra.

 

Gracias por leer. Recuerda que puedes ver más artículos en nuestra sección de blog de salud integrativa

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